29 junio 2006

Ideas encadenadas


Me asomo a la ventana. Hace sol. Ya es verano. Vacaciones. Familia. Ir al cine y salir con amigos. Viajar. Turquía: Historia, Arte... Exámenes. ¿Notas? Esperar, como todo en la vida: a crecer, a ganar dinero, a encontrar el amor... ¿El amor? Dónde estará... A esperar otra vez. Quizá lo encuentre pronto; quizá este verano. ¿En la playa? ¿En la montaña? Montaña. Brokeback Mountain. Cine. Ordenador. Amigos. Escribir. Leer. Poesía. Llorar. Sentimientos. Viento. Espíritu. Libertad. Gritar. Cantar. Música. Bailar. ¡Amigos!. Teléfono. Correo electrónico. Blog...

(Esto ha sido todo lo que se me ha pasado por la cabeza en un tiempo de minuto y medio, y lo que me ha hecho dejar de recojer el cuarto y sentarme al ordenador... ¿No es flipante como funciona la mente?)

26 junio 2006

De nuevo


De nuevo la luz
golpea en la ventana;
de nuevo despierto;
sonrío y, contento,
me invaden las ganas
de volver, de nuevo,
para leer las caras
que de noche sueño,
que de día extraño,
que, si triste, busco,
que, feliz, encuentro.

De nuevo comparto
mis deseos y penas;
de nuevo el teclado,
volviéndose cálido,
se aferra a mis venas,
y corre, de nuevo,
la brisa por éstas,
más libre que nunca;
respiro, y me llena
de aire los pulmones,
de brillo los ojos,
de amor las ideas.

De nuevo las plantas
han echado flores,
más bellas que nunca;
azul, rojo, verde...
¡de tantos colores!
De nuevo alegría,
y mil emociones,
me habéis despertado
el tiempo que fuimos
vosotros anfitriones,
yo vuestro invitado.

"Gracias" suena a poco
para lo que siento:
vuelvo renovado,
porque estando lejos
sentí vuestros besos,
palabras y sueños;
íbais a mi lado...
"Todos somos viento..."

15 junio 2006

¿Qué es el éxito?


Examenes, trabajos, reuniones... Las horas pasan volando en un circulo demencial que no para de girar; en medio de tanto caos, estiro el brazo hasta el teclado desde mi mesa de estudio para compartir con vosotros uno de mis textos favoritos.

¿Qué es el éxito?
Reir a menudo, y mucho;
ganarse el respeto de la gente inteligente
y el cariño de los niños;
ganar el aprecio de los críticos honestos
y soportar la traición de los amigos falsos;
valorar la belleza;
encontrar lo mejor de los demás;
dejar el mundo un poco mejor,
ya sea con un niño sano,
una parcela ajardinada o habiendo
contribuido a suavizar alguna lacra social;
saber que una vida ha sido más fácil
porque tú has vivido;
todo esto es haber tenido éxito.

RALPH WALDO EMERSON


Espero tener tiempo para poder compartir de nuevo con vosotros pensamientos y emociones "propios" en breve; echadme de menos mientras (aunque sea un poquito), que yo no paro de pensar en vosotros, y en que no hay nadie en mi casa para recibiros...
Nunca es suficiente tiempo...

14 junio 2006

Quince metros

Tu y yo siempre hemos estado cerca; de hecho hemos crecido juntos, siempre uno al lado del otro. Y ahora, cualquier mente simple podría decir que estamos muy lejos, pero es completamente falso, pues estamos exactamente a quince metros el uno del otro:

fue en el primer metro donde nos conocimos, donde nos miramos a los ojos, y nos sonreimos por primera vez;
en el segundo metro nos disfrazamos, y nos reímos del aspecto ridículo del otro;
en el tercer metro nos gustó ser actores, e iniciamos una gira mundial con nuestras propias obras de teatro;
cuando ya habíamos recorrido cuatro metros, me "enamoré" de tí, y nuestra tragicomedia me hace reir sin parar cada vez que la releo;
y fue en el quinto metro donde descubrimos de verdad lo que significa ser amigos.
En el sexto metro yo flaqueé, y me rendí, y tú me diste tu mano, me agarraste fuerte y me abrazaste. Todavía guardo ese calor.
Al iniciar el séptimo metro quisiste formar parte de lo más importante de mi vida, de lo que me hacía feliz y me había transformado. Y tu también te transformaste.
He de decir que los metros siguientes se entremezclan en mi cabeza, pues tengo la sensación de que han pasado muy deprisa: sé que en uno nos tronchamos de risa en una terraza comiendo salchichas, en otro tú te volviste gigante y yo me hice bichobola, en otro me confesabas en secreto que estabas harta de ir y volver sin rumbo fijo, y en el siguiente yo te contaba muy bajito que lo que buscaba era esta vez más difícil que nunca; también hubo uno en que nos encendimos un cigarro y luego lo apagamos, y otro en que nos sorprendimos tristemente al ver que una amistad y una montaña tenían mucho que ver; y si no me equivoco en otro tomamos un café en una casa rural ...
Y fue en el último metro en el que la vida nos alejó. Pero un poquito, apenas nada. Quince metros. Es justo lo que hemos recorrido juntos, y lo que mide la cinta que está atada por un extremo a mi tobillo y por el otro al tuyo. Por eso es casi absurdo que alguien piense que ahora estamos lejos...

Quince metros, nada más. Yo creo que esas dos palabras encierran algo de magia; ¿cómo, si no, podríamos estar tan cerca estando tan lejos, y haber compartido tanto en tan corto recorrido?


(Supongo que casi nadie entenderá este post; ¡lógico! Pero no importa, pues tiene un único destinatario...)

12 junio 2006

Hay un tiempo para todo...

Hay un tiempo para todo, y para todo hay una primera vez...

Yo tuve esa primera vez hace no mucho. Estaba yo viviendo en una película, y gracias a que en el cine todo es posible, pude atravesar con una pierna la pantalla de mi ordenador; asombrado metí la otra, y me zambullí entero. Dentro encontré una montaña enorme en la que las palabras se transformaban en caras, en personas; todos me transmitían infinidad de sensaciones. Y todos juntos salimos de mi pantalla (pequeña y agobiante) para respirar a gusto, pasear y tomar algo. Fue un tiempo para buscar, para descubrir, para compartir, para conocer...

Tras ese paseo, vino un tiempo para recordar, para confiar, para extrañar... Y llegó la esperada segunda vez. Ya no me hizo falta meterme en la pantalla (¡que con mi tripita no me resultaba nada fácil!), porque ya estabamos todos fuera. Algunos habían salido por un ordenador que no era el mío, sino que estaba un poquito mas lejos. pero atraídos como por un imán llegaron hasta nosotros, y todos juntos nos fundimos con la puesta de Sol... Fue ese un tiempo precioso, para apasionarse, para redescubrir, para afianzar, para rescatar recuerdos, palabras, emociones...

Llegó de nuevo un tiempo para la lejanía, para añorar, para desear... que acabó estrechando los lazos que habían comenzado a anudarse aquella primera vez, dentro de mi pantalla. Y he aquí que ha llegado el tercer encuentro. Un tercer encuentro con caras nuevas, e igual de mágicas que las demás, y con caras que echar en falta, que habían vuelto a entrar en las pantallas de sus ordenadores. Un tercer encuentro que tan rapido como llego, se fue, que casi no dió tiempo a saborear, pero del que me metí en el bolsillo cuantos pedacitos pude. Y es ahora que me los voy comiendo uno a uno, los saboreo despacito, y observo con cariño lo que despierta en cada uno de mis sentidos; paladeo un poquito más, y un regustillo cada vez más fantástico impregna mi boca, y me hace recordar sonrisas, miradas, gestos, frases... Fue un tiempo para el silencio, para las palabras, para los sentimientos, para compartir de nuevo, para disfrutar, para la magia...

Ahora es sólo tiempo para cerrar los ojos, para revivir... La verdad es que se me va a romper el bolsillo con tantos recuerdos dentro... Y el caso es que saborearlos sólo no es lo mismo; no tengo a quién contarle lo ricos que están, ni a qué saben; ni nadie puede decirme de qué sabor es el suyo, o cual le apetece...

Quizá en un cuarto encuentro pueda compartir todos estos recuerdos de sabores con esas caras que tanto adoro, en un nuevo tiempo para soñar...

08 junio 2006

Quiero más


Habrá quién piense que soy un avaricioso sin escrúpulos, pero yo no lo veo así; no obstante, no sé conformarme, y siempre quiero más:

más casas lejos de la ciudad,
más agua para regar los jardines
y más jardines que endulcen el aire,
más rayos de sol en cada amanecer,
más días lluviosos en que salga el arco iris,
más miradas sinceras por la calle,
más sonrisas en el ascensor,
más noticias buenas en el telediario,
más abrazos de mis amigos,
más besos cuando me despierto,
más asientos para ancianitos en los autobuses,
más horas libres para jugar y cantar,
más dinero, para darme cuenta de lo poco que vale,
más caricias inesperadas,
más silencio al asomarme a la ventana,
más música en los corazones,
más libros que me enseñen a vivir,
más amigos a los que hacer sentir especiales,
más justicia para todos,
más sueños que pueda recordar,
más playas no explotadas,
más revoluciones pacíficas,
más horas cada día,
más flores que pueblen los campos,
más esperanza en el mundo,
más amor en mi vida,
más...

Llamame ambicioso por querer más, pero ¿qué tiene de malo soñar?

07 junio 2006

Mi ventana mágica


Conozco una ventana que es mágica. Desde ella puedo ver el mundo de forma distinta al resto de la gente;puedo ver el mundo aunque cierre los ojos.
La verdad es que es una ventana muy simple, no tiene mucho de especial, pero es mía, y eso la hace única. Desde aquí veo el mundo girar, veo a la gente correr, pararse, hablar, callar, llorar, reir... Y por eso esta ventana es mágica, porque me hace sentir lo que sienten los demás con una intensidad inusitada. Nunca había sentido eso mirado por otra ventana.
Veo además, desde mi ventana, a otros asomados a la suya; en algunas hay dos, o incluso tres personas. Y todas tienen el mismo gesto de emoción que descubro en el reflejo de mi cara en el crstal. Yo les miro, y sonrío, y me siento feliz. Y creo que ellos también, y hay veces que nuestras miradas se cruzan, y saltan chispitas... ¡es maravilloso!
El mundo visto por esta ventana es realmente muy distinto al que se ve desde las demás: este mundo no gira, late. Noto cada latido en mi pecho, y ese precioso ritmo va despertando en mí sentimientos cambiantes: alegría o nostalgia, amor o incertidumbre... Pero cada sentimiento es un tesoro de valor incalculable, es una emoción que me encanta paladear y disfrutar.
Y todos esos tesoros que me regalan esta ventana y la mirada de los que estan en esas otras se vienen luego conmigo al mundo real, al que se ve desde cualquier ventana.
Y lo mejor de todo es que mi vida ha cambiado tanto poque esos tesoros son capaces de convertir ahora cualquier ventana en mi ventana mágica...

03 junio 2006

Pasado del verbo ser...


Fui, junto a tí, la palabra
que da la vida a los sueños
y que agita corazones;
fui de tu boca un "Te quiero".

Fuiste yaciendo a mi lado
lo que siempre deseaste,
el calor que resucita,
lo que nunca imaginaste.

Fue el quejido de la puerta,
el miedo en tí reflejado,
el sonido de corneta
que llora: "El fin ha llegado...".

Fuimos y ya no lo somos
ni volveremos a serlo;
al cerrar los ojos fuimos
felices por un momento.

Fuisteis tú y todos tus miedos
los que empujasteis mi barca
tan lejos ya de la costa
que intentando volver muero.

Fueron
uno mis latidos
y tu cabeza en mi pecho;
estatuas de sal malditas
que quiso borrar el viento.